La
destartalada carreta de madera de pino traqueteaba al pasar por los sinuosos
caminos de la campiña de Aguacate, y ese singular sonido retumbaba entre las cabañas
diseminadas por las amplias llanuras, cubiertas todas de enormes plantaciones
de caña de azúcar. El “Yoyo”, un hombre alto de pelo blanquecino y piel oscura,
observaba los cañaverales que le rodeaban desde lo alto de su carreta,
ensimismado en sus pensamientos que le llevaban a recordar al “Montañés”. Así era
conocido Don Ramón Pelayo de la Torriente, originario de España, más
concretamente de Valdecilla, una localidad perteneciente al municipio de Medio
Cudeyo, en Cantabria. El Yoyo recordaba cómo el “Montañés” había aumentado la
producción de melaza como nunca antes se había conocido, pero sobre todo
recordaba lo bien que le trataba a él y al resto de guajiros.
Por
un momento cerró los ojos… “Yoyo, despierta, ¡qué vas a llevar a alguien por
delante!”, le espetó en tono amable, Ramón Pelayo, “¡y ve con cuidado por estos
caminos!”, añadió. Así, continuaron el trayecto sin llegar a imaginar que aquel
hombrecillo ataviado con traje y sombrero típico de la época se convertiría en
ilustre de Cantabria, ostentando el título nobiliario de Marqués de Valdecilla
y grande de España.
Un
siglo después, a las diez de la mañana de un mes de abril, un grupo de amigos nos
encontrábamos frente al que antaño fuera su casa y que en la actualidad se
conoce como la “Finca Museo del Marqués de Valdecilla”, localizada en Valdecilla,
en el municipio de Medio Cudeyo.
Éramos
los socios y amigos de la Asociación Fotográfica “Rincones de Cantabria”, quienes
íbamos a dar comienzo un “FotoPaseuco” muy especial, visitando la finca y el
interior de algunas de las casas que forman tan singular espacio.
A
las 10:30 nos recibieron nuestras guías Pilar y Valeria en la “Casa Blanca”,
vivienda de Don Ramón Pelayo de la Torriente, la cual está rehabilitada y ha
sido convertida en casa museo. Después de visionar un corto audiovisual que
recreaba la historia de Don Ramón, su familia y el lugar, visitamos el museo
con recreaciones diversas y una prolija información de sus obras filantrópicas,
como los diversos inmuebles, colegios, y un largo etcétera. Resaltar su
financiación de las instalaciones de lo que hoy se conoce como Hospital Marqués
de Valdecilla, así como del instrumental más innovador y de la contratación de
los médicos de más prestigio de la época.
Posteriormente,
visitamos las casas que forman parte del complejo museístico, “La Casuca”, que fue la vivienda de María
Luisa Gómez Pelayo, sobrina del marqués y heredera de su fortuna y del título
de Marquesa de Pelayo y “San Rafael”, que fue la casa de los invitados de
Ramón Pelayo de la Torriente y por ella pasaron diferentes personalidades de la
época, entre los que destaca el rey Alfonso XIII. Dentro de ellas nos sumergimos en el esplendor de los albores del
siglo XX gracias a la decoración y conservación de las viviendas. Resaltar los
notorios avances para la época que con los que contaba las casas, como, por
ejemplo, agua caliente, bidet, teléfonos, calefacción, etc.
Finalizada
las visitas, nos fuimos diseminando por la finca en busca de la foto perfecta
en un paraje con vistas espectaculares. Acercándose las 13:15 fuimos saliendo
poco a poco de la finca para dirigirnos a la iglesia de Santa María de Cudeyo,
situada en el alto de Valdecilla, la cual amablemente Asún nos dejó visitar y
fotografiar.
A
las 14:30 fuimos ocupando mesa en la posada “El Hidalgo de Mingucho”, donde Inma
nos tenía preparado un espectacular cocido montañés, con su compango, y fue imposible
no repetir de tan rico manjar que rematamos con un dulce postre, café, y
chupito a gusto de cada uno. El ambiente en la comida, el de siempre: risas,
charloteo diverso, y bromas que fueron un digno complemento ante tantos
suculentos platos.
Sobre
las 16:30, aproximadamente, estábamos de regreso en el recinto de la finca
museo. Allí nos
estaban esperando los/as amigos/as de la “Academia Trajes de Época María
José Mínguez” ataviados con trajes de época (principios de siglo XX) que eran auténticas
obras de arte, con un realismo y calidad dignos de relevancia, y confeccionados
en la academia de costura que dirige María José. El grupo formado por María
Ángeles, Zoraida, José Luis, Dona, Cristina, Irene, Pedro, Marity, Carmen, Elías
y María José, hicieron de modelos para nuestras cámaras que, junto al entorno
arquitectónico del lugar, nos retrotrajeron a los primeros años del siglo
pasado. A todos/as ellos/as, muchísimas gracias por su paciencia que fue enorme
(los fotógrafos somos muy pesados entre posturas y poses, agotamos a los
modelos) y por la amabilidad de la que hicieron gala en todo momento.
Sobre las 19:00 comenzaron
las despedidas, abrazos, y deseos de repetir la jornada en otra ocasión.
Agradecer también desde
la Asociación a Ana Cagigas, técnico de Patrimonio del Ayuntamiento, por el
apoyo y todas las facilidades dadas para llevar a cabo esta actividad; a Pilar y Valeria por las explicaciones y la atención que nos
mostraron a lo largo de toda la jornada, a Inma de la “Posada del Hidalgo de
Mingucho” por la amabilidad y su buen hacer en la cocina, y por supuesto a todos
los asistentes por el buen ambiente generado durante toda la jornada. GRACIAS.
A los que no pudisteis
acompañarnos, os esperamos en el próximo “FotoPaseuco”.